La primera prueba de las puntuables para el Campeonato de La Rioja de Tierra tuvo lugar, coincidiendo son sus fiestas patronales, en la localidad riojana de Badarán. Posiblemente la coincidencia en fechas con la Subida a Arnedo, que se celebraba al día siguiente, o la carencia de vehículos de esta especialidad que en los últimos años padece nuestra región, hizo que tan sólo fueran dos los riojanos presentes en el parque se salida, suponiendo en el caso de José Luis Fernández su retorno a la competición sobre una superficie en la que brilló años atrás.

El resto de componentes de la parrilla eran, como ya viene siendo habitual por otra parte, primeros espadas del nacional de tierra que, dada la cercanía a sus lugares de origen, aprovechan las pruebas organizadas para Autona para mantener a tono tanto sus vehículos como su pilotaje.

Así, Alfredo Luzuriaga, Daniel Estévez, Santiago Zuluaga y Juan Carlos Saldaña acostumbran a participar en dichas pruebas, con lo que los aficionados riojanos pueden disfrutar del espectáculo de contemplar las evoluciones de pilotos de primer nivel y escuchar (algunos como quien oye a una filarmónica) el sonido de máquinas que, de otra manera, serían inaudibles por estos pagos. El trazado decidido por la organización combinaba un tramo muy deslizante, casi como el hielo, según declaraciones de los propios pilotos, con otro cuyo piso era tierra apelmazada excelentemente cuidado. El escenario elegido contaba con el añadido de poder observar varios kilómetros desde los puntos altos del mismo, lo que siempre favorece que el aficionado se implique en el desarrollo de Ia prueba, cronómetro en mano.

Ya desde la primera pasada los candidatos al triunfo mostraron su potencial, marcando Zuluaga el scratch, aunque seguido a escasa distancia del Metro de Javier Izaguirre, y del Escort Cosworth del alavés Luzuriaga.

En la segunda manga, Izaguirre se alzaba hasta la primera posición, plaza que ya no abandonaría hasta el final de la carrera, marcando siempre los mejores tiempos en todas las pasadas. El espectáculo de ver acelerar su Austin Metro en una recta de 200 metros impresionó a todos los asistentes.

Tras estos dos pilotos circuló Alfredo Luzuriaga, que no fue inquietado en ningún momento por Daniel Estévez que, estrenando su Mitsubishi Evo VI, bastante tuvo con aprender a controlar las reacciones de su nueva montura. Estévez había llegado conduciendo su nuevo vehículo, cuyo cuadro de mandos no llegaba a marcar los 300 kilómetros.

Tampoco inquietado por detrás, ni con posibilidades de alcanzar a los que le precedían, Juan Carlos Saldaña fue quinto, muy rápido con su Ibiza, siendo sexto Asier Goenaga que volvía a La Rioja con su Peugeot 205. Cerrando la tabla entraban Alfonso García, quien estrenaba también un Ibiza de tierra al que debe hacerse y José Luis Fernández que no tuvo otras opciones debido al limitado potencial de su Opel Corsa.

Coincidiendo con la disputa de esta prueba se celebraba una concentración de clásicos que discurría por la carretera paralela, con destino a los monasterios de San Millán de la Cogolla, recientemente nombrados por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.

Uno de los vehículos que más llamaba la atención en el aparcamiento de dicha concentración era un impresionante Daimler de color blanco, decorado como coche nupcial. La sorpresa de alguno de los asistentes fue mayúscula cuando descubrieron en su interior a Daniel Lejárraga, uno de los habituales de los slaloms y las subidas, que, además de regentar un establecimiento especializado en vehículos clásicos, había coincidido en fecha y hora con la concentración y contraía matrimonio en dicho monasterio. Nuestras felicitaciones a la feliz pareja.