Subida a Valdezcaray

Triunfo de Zabaleta

Un año mas, las rampas quedan acceso a la estación de esquí de Valdezcaray volvieron a contemplar una nueva edición dela subida automovilística que, desde que se encuentra dentro de la denominada «Cita de Campeones», ha subido muchos enteros en organización y participación. En este caso, 46 pilotos se dieron cita en el parque cerrado, de los que 43 consiguieron clasificarse. La mañana, cumpliendo con las previsiones meteorológicas,amaneció nublada y fría y con la humedad que la lluvia nocturna habia dejado sobre el asfalto del recorrido. Poco a poco el sol se fue abriendo paso y propició una carrera sin sobresaltos atmosféricos.

La manga de entrenamientos dejaba a Zabaleta como solista,mientras que el resto de pilotos tomaba contacto con un recorrido que mostraba humedades en distintos tramos, lo que provocaba que el público reaccionara ante las cruzadas y los trompos, aunque sin resultar preocupantes para el desarrollo de la prueba.

Ya en la primera de las oficiales, con un tímido sol apareciendo en lo alto, Zabaleta marcaba el mejor tiempo y, de paso,el récord de la prueba. Tras él,Santamaría, Arnau y Monchu marcaban la pauta, dejando a Mario del Rey como primero delos carrozados, seguido muy de cerca por Arrabal, a 17 centésimas y dispuesto a todo. Labaka y García, son sendos Escort Cosworth pero sin pelear entre ellos aventajaban al siempre espectacular Lancia Delta de Cardin. Felix Blasco dejaba su Reynard empotrado contra un talud y Rubén Sainz sufría problemas con el motor y decidía abandonar para evitar males mayores. Francisco Muñoz, que ya había tenido un pequeño toque en la manga de entrenamientos, volvía a repetir en esta manga, viéndose obligado al abandono.

Segunda y definitiva

La segunda de las mangas clasificatorias volvió a ver a Zabaleta como vencedor, rebajando su anterior tiempo en 17centésimas, por lo que conseguía rebajar el récord de la prueba por segunda vez en una mañana. Santamaría era segundo, sin ser inquietado por Monchu, que ocupaba con comodidad la tercera plaza por delante de Arnau y Posada. Mario del Rey se quedaba parado antes de entrar en meta y Luciano Arrabal, pese a intentarlo, no lograba mejorar el crono de la primera oficial. Labaka rompia el motor y García seguia haciéndose con la conducción de su reconstruida montura. La décima posición era para un sólido Cardín. Roberto Iglesias impactaba contra el pretil en la primera parte del recorrido, debiendo abandonar.

Asi, y tras los inamovibles Zabaleta, Santamaría, Monchu, Arnau y Posada, del Rey era finalmente sexto y primero entre los riojanos, merced al tiempo de su primera manga, siendo séptimo Arrabal a tan sólo 37 centésimas de del Rey. Labaka hacía valer también su primer crono para ser octavo, seguido de Rubén García y de Bernardo Cardín. Undécimo entraba un inspirado Manuel Aguirre, seguido de Magdaleno y Díaz. La decimocuarta plaza era para un no menos espectacular Daniel Estévez, al que siguieron Castañón, Medina y Alfonso García. Decimoctavo era el Escort Cosworth de Ángel Calonge, seguido de Claude Darne y de Javier Martínez.

Otras clasificaciones

Por divisiones, Zabaleta se llevó la VI, seguido de Santamaría y Monchu, mientras que la V fue coto de Mario del Rey, Luciano Arrabal y José Labaka. La división IV fue a manos de Medina, secundado por Solano y Vallilengua, los primeros puestos de la III fueron para Argáiz, Iglesias y Aupellier, respectivamente. Ricardo Tricio venció en la división II, seguido de Bernard Contursi y, la más pequeña, fue para los Citroën AX de Garraza, Arancón y Elisat.

La clasificación por grupos dejó a Zabaleta como vencedorincontestable del C, seguido deArnau. Santamaría venció en el E, con Monchu y Posada como escuderos, mientras que Mario del Rey ganaba el A por delante de Labaka y García. El grupo N fue amanos de Luciano Arrabal, secundado por Magdaleno y Fernández, mientras que en el R Manuel Aguirre era primero, Javier Martínez segundo y, por último, Vallilengua tercero.

La organización brillo a gran altura, consiguiendo llevar la carrera en los tiempos previstos y sin producirse los consabidos retrasos que terminan por aburrir al publico y rendir increíbles beneficios a los puestos de helados.