Tras un final de carrera de infarto, cuya victoria quedaba en manos de tres posibles pilotos ya desde la primera manga, Rubén García volvió a subir a podio de una carrera en La Rioja, tras vencer in-extremis a Luciano Arrabal por la diferencia de dos segundos.

La prueba, organizada con la habitual soltura por el Automóvil Club de Arnedo, comenzaba con un sorprendente ataque de Luciano Arrabal, que conseguía endosar 7 segundos a Daniel Estévez y 17 segundos a Rubén García. La cuarta plaza la ocupaba, también con un crono memorable, Alfonso García, empatando Lasa y Ezenarro por la quinta.

García marcaría el resto de scratchs de la mañana, en un desenfrenado intento por reducir la ventaja de Arrabal, quien no cejaba en su empeño y administraba adecuadamente su renta no cediendo mas que unos pocos segundos por pasada. Estévez, por su parte, se mantenía en la lucha con los mejores hasta que el joystick del cambio de su World Rally Car se rompía, teniendo que efectuar una reparación de fortuna con un destornillador, que ya utilizaría hasta el final del rally, pero ya sin opciones de victoria.

La cuarta plaza, siempre presionado por el Saxo de Ezenarro y el Megane de Lasa, fue a manos de un sorprendente Alfonso García, quien conseguía hacerse, por la vía de la regularidad, con un cómodo colchón de segundos en las últimas pasadas. Ezenarro pudo también mantener el tipo ante el empuje de Lasa, ocupando la quinta y la sexta plaza de la general.

Ricardo Tricio, séptimo y todavía haciéndose a la conducción del impresionante ZX ex-Puras, peleaba con el cambio declarando necesitar todavía un tiempo (y un display) para poder pisar a fondo y estar en los puestos cabeceros. Juan José Argáiz, como si estrenara su ya veterano Clío Williams, volvió a hacer una carrera con prodigiosa regularidad, acabando octavo por delante de Herrero, quien parecía haber evolucionado su Kadett de tal forma que pasaba a pelear por puestos que, hasta hace poco tiempo, le estaban vedados.

La décima plaza la ocuparon los hermanos Valdenebro quienes, tras haber demostrado en las primeras mangas que podían ser, una vez más, la sorpresa del rallye, veían como la transmisión de su ultragaláctico Ford Fiesta Turbo comenzaba a fallar, prefiriendo terminar la carrera con precaución antes de romper de forma definitiva su vehículo.

Los Hernández, a los mandos del GT Turbo que había pertenecido a Sindo Piñeiro, eran décimo primeros, seguidos de Antonio Pérez, Emilio Huerta y Gerardo del Río, ocupando Diego Ezquerro, quien ha olvidado sus impetuosos comienzos en los slaloms para pasar a concentrarse en obtener cronos más que notables, la décimo quinta plaza final.

Dentro del capítulo de incidencias, destacar el econtronazo con una piedra que destrozaba una cubierta y que retrasaba a Ricardo Garrido y la avería en el embrague del incombustible Luis Ángel Muñoz, que le obligaba a hacer varias mangas en segunda y tercera, cambiando a capón y viéndose obligado el abandono en la última pasada. El público respondió a la convocatoria del ACA y ocupó las cunetas desde primeras horas de la mañana, destacando la organización la perfecta colocación de los espectadores evitando los lugares peligrosos.