Subida a Valdezcaray

Santamaría pesca en río revuelto

La vigésima edición de la Subida a Valdezcaray tuvo, una vez más, a Jesús Santamaría como protagonista final, al vencer en la clasificación de monoplazas y en la general. Esta peculiar modalidad de clasificación, separando para los premios finales a los monoplazas y a los carrozados, provocó que se desatara la pelea entre estos últimos, conocedores de que fórmulas y barquetas no inquietarían sus posibilidades de victoria.

@normal:De esta manera, y tras un desafortunado incidente en la primera manga, en la que el director de carrera excluyó a los fórmulas de Santamaría y Egozkue por retraso en la presentación en línea de salida, los carrozados se hicieron con el mando en la primera de las subidas de carrera. Rubén García era el más rápido, seguido de un superespectacular Alberdi, de Luciano Arrabal, y de un soprendente Roberto Iglesias, que abandonó la espectacularidad en pos de un buen resultado que sin duda consiguió.

La quinta plaza era para la Osella de Aitor Erro, quien sufría el acoso de Daniel Lejárraga, dispuesto a demostrar en casa el potencial de su Bango. Aitor Ramírez era séptimo, seguido de Ricardo Tricio y de Manuel Aguirre, ambos en el mismo segundo. Juan Luis Sarasola, de nuevo en tierras riojanas, ocupaba la décima posición.

Segunda y definitiva

Con los ánimos bastante encendidos y la escritura de un anexo, los monoplazas eran finalmente autorizados a tomar la salida en la segunda manga, consiguiendo Santamaría el triunfo definitivo al superar a la barqueta de Erro, quien comienza sin duda a llevarla rápido y por su sitio. Las posibilidades de Egozkue se quedaban por avería en la primera de las horquillas del recorrido, dejando en bandeja la tercera plaza del podio a Rubén García, primer carrozado, quien intentó llegar todavía más alto, cediendo la segunda plaza por tan sólo 24 centésimas.

Arrabal, perseguido por la maldición del segundo en su pelea personal con García, ocupaba la cuarta plaza, seguido de Iñaki Alberdi, quien tuvo que contener los ímpetus de un Roberto Iglesias cada vez más convencido de las posibilidades de su nueva montura. Daniel Lejárraga, también encelado en subir posiciones en la general aprovechando el potencial de su vehículo, se quedaba en la séptima posición, a tan sólo 30 centésimas de Iglesias.

Aitor Ramírez ocupaba la octava posición, por delante del Sierra Cosworth de Manuel Aguirre, siempre espectacular y efectivo; del Maxi Megane de Karrera y del Mitshubishi de Alfonso García, rodando ambos en el mismo segundo. El afinadísimo GT Turbo de Galofre, el Mitsubishi de Sarasola, el nuevo Escort Cosworth de Calonge y el Citroën ZX de Royo completaban los quince primeros puestos de la general final.

Otras clasificaciones

La clasificación por divisiones dejaba a Santamaría, Erro y Lejárraga como líderes en la VI y a Rubén García Luciano Arrabal y Manuel Aguirre como los mejores en la V. Roberto Iglesias, Tom Galofre y Gustavo San Juan eran los primeros en la IV, mientras que Iñaki Alberdi, Aitor Ramírez y José María Karrera ganaban en la III. Harby, Torrent y Sergio Grandes fueron las más rápidos de la II y, por último, Garraza, Farrés y Luis Ángel Muñoz se hacían con la más pequeña. Por grupos, Rubén García, Luciano Arrabal y Aitor Ramírez fueron los primeros en el A, Emilio Huerta y Txiki Burgos los mejores en el N, Roberto Iglesias, Manuel Aguirre y Tom Galofre hacían lo propio en el R, mientras que Alberdi, Karrera y Córdoba vencían en el A2.

Las incidencias de carrera produjeron un ligero retraso en el desarrollo de la manga de entrenamientos, que fue resuelto con solvencia por la organización durante las dos de carrera. Las grúas tuvieron que hacer su siempre poco deseable aparición para retirar a vehículos accidentados, pero el público, cada día más entendido en La Rioja, comprendió cada una de sus acciones. La mañana, que comenzó con niebla en la parte final del recorrido, terminó por abrirse, permitiendo la disfrute del gran numero de aficionados que se dieron cita en el recorrido.

Polémica a empujones

Actitudes a olvidar

No habrían pasado ni tan siquiera un par de minutos desde que tomara la salida cuando el fórmula de Egozcue volvía a linea de salida. Evidentemente no había podido concluir su manga y, tras la exclusión por retraso en la primera de las oficiales, el navarro se quedaba de golpe sin opciones a los premios finales. Visiblemente fuera de sus casillas, la emprendía en meta contra el director de carrera culpabilizándole de la situación, mientras su ímpetu era sujetado por aficionados y mecánicos. Este hecho, acrecentado por la riada de espectadores que abandonaban las cunetas de los primeros metros de la carrera, generó un revuelo mayúsculo que fue amainando por la celeridad y buenos modos de la organización. Posiblemente la decisión del director de carrera fuera demasiado rigurosa, pero la actitud del piloto navarro le dejó sin fuerza moral y desacreditado ante cualquier tipo de protesta.

Breves

La organización había previsto la colocación de los vehículos de carrera y asistencias señalizando en la zona previa a la salida unos boxes, pintados en el asfalto, numerados con las placas de los coches de competición. Sin duda una idea que solucionó accesos indebidos y agilizó en buena forma el desarrollo de la carrera. Una idea a anotar para otras pruebas.

Varios pilotos ocupaban plaza de aficionado en la cuneta, destacando de entre todos ellos la presencia de Vicente Solano, quien había dejado su coche en el parque cerrado por... no disponer de limpiaparabrisas en su Citroën AX A1/2. La niebla en la parte final del recorrido le disuadió de tomar la salida por lo que disfrutó del abundante almuerzo en la segunda de las horquillas.

El almuerzo racing, toda una tradición en las carreras riojanas, comienza a adquirir tintes de alta cocina. Nada más terminar la primera manga, mochilas, macutos, maleteros y otros receptáculos ofrecieron a las cuadrillas de aficionados las más distintas viandas, dejando el bocadillo para mejor ocasión.

Luciano Arrabal miraba, al final de la carrera, con gesto de resignación la lista de tiempos de la segunda manga. Casi como perseguido por una maldición, se trataba de la tercera carrera consecutiva en la que perdía el liderato entre los riojanos por un sólo segundo, siendo Rubén García el beneficiario, también por tercera vez.

Miguel Arancibia, que repetía experiencia a los mandos de un Renault 5 GT Turbo, no pudo llegar ni tan siquiera a la primera de las paellas, sufriendo una fuerte salida de carretera. La suspensión descolocó su montura y arrancó una de las ruedas traseras. Su asistencia tuvo que sufrir, además, los desaires de una conductora que, mientras los Arancibia se encontraban descargando el coche en Logroño, les increpaba por ocupar la calle durante unos minutos.