Algunos años habían pasado desde que los aficionados de la capital asistieron por última vez a la celebración de una carrera en su municipio. Lugar de celebración de los primeros slaloms (denominados “motorshows” en la década de los 80), las dificultades para conseguir los permisos y la dispersión geográfica de las entidades organizadoras olvidaron Logroño como sede, para pasar a ser la cuenca del río Najerilla y posteriormente la del Cidacos quienes llevaran la voz cantante de la especialidad.

Fruto del interés de un grupo de pilotos y del apoyo incondicional de la Comisión Organizadora de las Fiestas de Varea, los motores volvieron a rugir, teniendo esta vez como escenario las calles del nuevo Polígono Industrial La Portalada, sobre las que se trazó un circuito rápido y selectivo, que fue del gusto de participantes y aficionados. Dos karts y cuatro KartCross propiciaron un espectáculo de mayor altura –el recorrido incluía tres pasos por una amplia rotonda, lugar donde se concentró la mayor parte del público– pudiendose ver toda una exposición de formas diferentes de como abordar el trazado.

Tras los esperados cronos de los dos participantes de la categoría de karts, la pelea se estableció entre los participantes de los monoplazas de tierra, de entre los cuáles Juan Carlos Silvestre demostró ser el más rápido en las dos primeras pasadas, teniendo un par de errores en la segunda, lo que dejó lugar a que Carlos Villanueva intentara el asalto al triunfo con todas sus fuerzas.

El ímpetu del piloto riojano se saldó con una fuerte salida de pista tras impactar contra uno de los obstáculos que delimitaban el recorrido. Carlos Villanueva hubo de ser extraído –con prontitud y diligencia– mediante el corte del arco de seguridad de su Speed Car, tras lo que fue trasladado a un próximo centro sanitario. Posiblemente debido al golpe, presentaba mareos y una herida en la barbilla de los que, afortunadamente, no quedaban recuerdos a la hora de redactar estas líneas.

La carrera debió de suspenderse tras el accidente de Villanueva, ya que el horario concedido para la disputa de la prueba se encontraba próximo a agotarse. De esta forma, los tiempos de la segunda manga fueron anulados, por lo que se estableció la clasificación con los cronos de la primera de las oficiales, por lo que Silvestre se proclamaba vencedor, seguido de Villanueva (con el tiempo de su primera manga, claro) y de Luis Ángel Muñoz.

En carrozados, Francisco Conde repetía la victoria de siete días antes en Arnedo, sin que ningún otro participante se acercara a su crono, siendo segundo Luis Ángel Muñoz y tercero un sorprendente Óscar Sáenz. La cuarta plaza era para Sergio Grandes, al que seguía Jesús Calonge que pareció encontrarse más a gusto en este trazado. Jesús Ortega entraba en la sexta posición, seguido de un impetuoso Patxi Navasa y del espectáculo de Rubén Grandes. Los Elisat, hijo por delante de padre en esta ocasión, cerraron la tabla con un vehículo que precisa urgente tratamiento mecánico.

La temporada de slaloms en la Rioja queda a falta de la celebración de una nueva prueba en Arnedo, a comienzos del próximo mes de noviembre, poniéndose broche a la misma, a finales de diciembre, en la misma localidad con el  habitual slalom y cena de fin de año del Automóvil Club de Arnedo.