XXII Subida a Arnedo

Pancho Egozkue, incontestable

La vigesimosegunda edición de la Subida a Arnedo tuvo como protagonista a Pantxo Egozkue, quien retornaba a las carreteras riojanas tras el desafortunado incidente (debidamente aclarado finalmente) de la pasada edición de la Subida a Valdezcaray. Egozkue se impuso en todas las mangas -notomó la salida en la última por avería mecánica— dejando claro que era el más rápido de los presentes... con mucha diferencia.

La disputa de las dos mangas de entrenamientos, como ya es habitual en esta subida, permitió la toma de contacto de los pilotos con la pista (además de permitir a más de uno efectuar las maniobras adecuadas para vencer en el premio a la espectacularidad), siendo Egozkue, en todo momento, quien marcaría los mejores tiempos, que en comparación con los de sus teóricos rivales parecían estratosféricos.

La primera de las mangas oficiales dejaba al navarro en lo más alto, peleando las barquetas de Adolfo Posada y Aitor Erro por las siguientes plazas del podio. Juan Carlos Silvestre, a los mandos de un prototipo de autocross fabricado por él mismo, marcaba un increíble cuarto mejor tiempo, seguido muy de cerca por el Bango de Daniel Lejárra a. Sexto era el Nissan Primera e Julián Córdoba, quien aventajaba en un segundo al Speed Car de Luis Ángel Muñoz, dejando a los "Mitsubishis" de Gayoso y Barrena los restantes puestos del top ten, con permiso de un tan rápido como reguIar Tom Galofre.

Segunda manga sin Egozkue

Con los ánimos encendidos por las escasas diferencias que habitualmente caracterizan el corto recorrido de Arnedo se dio paso a la segunda manga oficial, en la que era Posada, por la ausencia de Egozkue ya comentada, quien marcaba el mejor crono, tan sólo tres centésimas por delante de un Aitor Erro que ya ha cogido a la OseIIa por la mano. Dani Lejárraga era tercero, un segundo por delante de Silvestre, mostrando los motivos de sus excelentes clasificaciones en el Nacional.

La quinta plaza fue ocupada por Luis Ángel Muñoz, dando paso a Julián Córdoba ya Roberto Iglesias, mucho más concentrado que en las mangas anteriores. Gayoso, Barrena y Galofre repitieron idénticas posiciones que en la pasada anterior.

Clasificación final

Egozkue se hacía con la primera plaza, seguido de los monoplazas de Adolfo Posada y Aitor Erro, quienes completaban el podio de la general scratch. Daniel Lejárraga conseguía la cuarta posición final, seguido de los monoplazas ”terráqueos” de Juan Carlos Silvestre y Luis Ángel Muñoz. Julián Córdoba, primer vehículo carrozado, entraba en séptima posición, seguido de Roberto Iglesias a tan sólo 30 centésimas del catalán. Joseba Gayoso vencía entre los Mitsubishi, seguido de Jesús Barrena, completando así los diez primeros puestos de la general.

Ton Galofre, en una galaxia distinta, era el más rápido de entre los todavía activos GT Turbo,

seguido del Martini de Molero y de monoplaza de tierra de David Pérez, al que le cupo el honor de

ser el primer piloto local en la general. Tras ellos se resolvía la pelea a favor de la Torralba Iresa

de Prieto, por delante de Pablo Cabeza, Antonio Ortuño y Alfonso García, los cuatro discurriendo en ¡60 centésimas! 1

Vicente Solano, ya reintegrado a la competición tras su accidente, se colocó por delante del siempre regular Juan José Argáiz, cerrando Gustavo San Juan la nómina de los veinte primeros en la lista scratch.

Otras clasificaciones

La clasificacion por divisiones dejaba a Pantxo Egozkue, Adolfo Posada y Aitor Erro como líderes en la VI y a Julián Córdoba, Jesús Barrena y Alfonso García como los mejores en la V. Roberto Iglesias, Tom Galofre y Antonio Ortuño eran los primeros en la IV, mientras que Joseba Gayoso, Juan José Argáiz y Ricardo Garzo ganaban en la III. Vicente Solano, Sergio Grandes y Diego Ezquerro fueron las más rápidos de la II y, por último, la división más pequeña quedó sin clasificación por ausencia de participantes.

La ausencia de incidencias relevantes durante el transcurso de la carrera favoreció una agilidad (por otra parte habitual en este trazado) inusual, y los pequeños problemas surgidos, fueron resueltos con solvencia por la organización. La mañana, que comenzó con el frescor propio del mes de octubre, concluyó con una mañana soleada, permitiendo el disfrute del gran número de aficionados (miembros del Automóvil Club de Arnedo aseguraron que fue la mayor afluencia de toda la historia de la prueba) que se dieron cita en el recorrido.

Breves

La organización volvió a brillar a gran nivel, consiguiendo celebrar 4 mangas de carrera en un tiempo récord, teniendo que solucionar, ademas, el desaguisado que la barqueta de Naredo hacia en el tramo de deceleración al derramar todo el aceite de su montura, convirtiéndola en una pista de patinaje. Un diez para el Automóvil Club de Arnedo.

Varios pilotos ocupaban plaza de aficionado en la cuneta, ya por problemas con sus vehículos o por lo escaso del presupuesto a finales de temporada. Muchos de ellos comentaban posibles cambios de vehículo, reformas y mejoras en los mismos y, sobre todo, muchas esperanzas en la temporada de 2003.

El almuerzo racing, toda una tradición en las carreras riojanas, se vio reforzado en esta ocasión por varios puestos de helados y bocadillos, a cuyo buen fin colaboró su estratégica situación y la extraordinaria bonanza meteorológica, lo que hizo olvidar el retraso en fechas que la carrera había sufrido.

Varios fueron los pilotos que mostraron su extrañeza por la presencia en la clasificación final de los monoplazas de autocross, ya que con el reglamento en la mano sólo podrían participar como exhibición al carecer de la preceptiva marcha atrás.